Las aguas residuales de tipo doméstico, independientemente de la procedencia (vivienda, comercio o vertidos asimilables a urbanos de las industrias) son guiados hasta las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) en núcleos de población de más de 2000 habitantes equivalentes donde mediante procesos de desarenado, desbastado, procesos químicos como la coagulación y floculación y sobre todo mediante un proceso biológico en último término, se consigue reducir la carga fecal. 

En cada vez más estaciones depuradoras se están implantando procesos de ozono, cloración o rayos UV para eliminar también la carga patogénica. Una vez concluido el proceso, el agua (no potable) es reutilizada en parques, jardines, etc. o vertida en ríos o canales.