Las gelatinas son un producto alimentario a base de proteínas y colágeno, que se obtienen del pescado o los huesos de animales. Se usan, entre otras cosas, como espesante/aglutinante en cocina.

También como postre, tras saborizarlas con aromas de frutas. Son una forma de aumentar la ingesta de proteínas en personas con problemas de masticación y deglución.

Con respecto al beneficio de su consumo para las articulaciones, pruebas realizadas por la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) han encontrado que no hay evidencias de que tomar colágeno (y las gelatinas son ricas en él) tenga efectos positivos sobre las articulaciones de personas activas. 

Por ello, la recomendación es no usar colágeno para las articulaciones y sí buscarlo en los alimentos, en el contexto de una dieta sana, variada y equilibrada con un aporte proteico adecuado para la edad, sexo y circunstancias físicas de cada persona (entre 1 gramo y 1,5 gramos por kilo de peso corporal y día).

La gelatina es colágeno desnaturalizado con el calor, pero como toda proteína si es digerida se descompone en aminoácidos y el cuerpo forma nuevas proteínas a partir de todos los aminoácidos procedente de la dieta. El colágeno o gelatina no va a formar parte del colágeno humano igual que al comer oreja de cerdo no nos crecen las orejas.