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Gonz
Experto en genética (Biología)
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Valoración aportada el 28-05-2024
Dicho así suena un poco artificial. Pero las granjas moleculares (molecular pharming) son una realidad porque las plantas se utilizan desde hace mucho para producir antígenos para hacer vacunas, o anticuerpos para tratar enfermedades, así como otras sustancias farmacéuticas que luego se incorporarán en los medicamentos.
Por ejemplo, en este artículo (https://doi.org/10.3389/fbioe.2019.00472) de 2020 explican cómo han optimizado la producción de vacunas. Claramente, estamos hablando de plantas transgénicas. Quizá lo más llamativo es la expresión artificial en las plantas de anticuerpos muy potentes contra el VIH (https://www.nature.com/articles/s41598-020-63052-1).
En 2023 apareció una revisión bastante exhaustiva del tema en una revista del grupo Nature (https://www.nature.com/articles/s44222-023-00044-6), que ha ido acompañada de otras revisiones en otras revistas sobre el mismo tema (https://doi.org/10.1002/9781119875116.ch9), sobre los protocolos para hacer las granjas moleculares gracias a las plantas (https://doi.org/10.3389/fpls.2023.1273958), así como sobre los beneficios que tiene para la salud pública este tipo de estrategias (https://doi.org/10.1016/S0264-410X(02)00607-2). Una de las conclusiones es que para fabricar proteínas complejas, como los anticuerpos, las plantas transgénicas lo hacen mucho mejor que las bacterias y las levaduras.
Por ejemplo, en este artículo (https://doi.org/10.3389/fbioe.2019.00472) de 2020 explican cómo han optimizado la producción de vacunas. Claramente, estamos hablando de plantas transgénicas. Quizá lo más llamativo es la expresión artificial en las plantas de anticuerpos muy potentes contra el VIH (https://www.nature.com/articles/s41598-020-63052-1).
En 2023 apareció una revisión bastante exhaustiva del tema en una revista del grupo Nature (https://www.nature.com/articles/s44222-023-00044-6), que ha ido acompañada de otras revisiones en otras revistas sobre el mismo tema (https://doi.org/10.1002/9781119875116.ch9), sobre los protocolos para hacer las granjas moleculares gracias a las plantas (https://doi.org/10.3389/fpls.2023.1273958), así como sobre los beneficios que tiene para la salud pública este tipo de estrategias (https://doi.org/10.1016/S0264-410X(02)00607-2). Una de las conclusiones es que para fabricar proteínas complejas, como los anticuerpos, las plantas transgénicas lo hacen mucho mejor que las bacterias y las levaduras.
sbergonon
Experto en genética (Biología)
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Valoración aportada el 24-05-2024
Las vacunas para uso humano se han desarrollado convencionalmente mediante la producción de patógenos microbianos en huevos o células de mamíferos que luego se inactivan mediante la producción de proteínas patógenas en células de mamíferos e insectos que se purifican para la formulación de vacunas. Y más recientemente mediante el uso de fragmentos de ARN o ADN de patógenos. Otro enfoque para la producción de antígenos recombinantes en las últimas tres décadas ha sido el uso de plantas como biofábricas.
Sólo unas pocas vacunas producidas a base de plantas han sido evaluadas en ensayos clínicos para luchar contra enfermedades, de las cuales las vacunas COVID-19 son las más recientes en ser aprobadas por la FDA de Estados Unidos. Las herramientas 'in silico' han acelerado el diseño de vacunas, lo que, combinado con la expresión transitoria de antígenos en plantas, ha llevado a probar prototipos prometedores en ensayos clínicos y preclínicos. Ello ha llevado al desarrollo de múltiples herramientas inmunoinformáticas y tecnologías de ingeniería genética vegetal utilizadas para el diseño de antígenos (partículas similares a virus [VLP], vacunas subunitarias, quimeras de VLP) y las principales estrategias para conseguir una alta producción de antígenos.
Sólo unas pocas vacunas producidas a base de plantas han sido evaluadas en ensayos clínicos para luchar contra enfermedades, de las cuales las vacunas COVID-19 son las más recientes en ser aprobadas por la FDA de Estados Unidos. Las herramientas 'in silico' han acelerado el diseño de vacunas, lo que, combinado con la expresión transitoria de antígenos en plantas, ha llevado a probar prototipos prometedores en ensayos clínicos y preclínicos. Ello ha llevado al desarrollo de múltiples herramientas inmunoinformáticas y tecnologías de ingeniería genética vegetal utilizadas para el diseño de antígenos (partículas similares a virus [VLP], vacunas subunitarias, quimeras de VLP) y las principales estrategias para conseguir una alta producción de antígenos.
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