El “síndrome dominical” (“tristeza del domingo” o ”depresión dominical”) es una respuesta emocional que se caracteriza por un aumento de la ansiedad, una sensación de vacío y una angustia existencial percibida, que se incrementa a menudo al avanzar la tarde de ese día. 

Puede obedecer a una respuesta emocional al estrés. Estrés es una palabra que la psicología tomó prestada de la física. Imagínate un puente. No se cae porque el peso se reparte del arco hacia los pilares, los pies que lo sujetan. Esa fuerza que ejerce el puente es el estrés, y es al mismo tiempo la fuerza que lo mantiene. En cuanto a la fuerza opuesta, la que ejercen los pilares hacia atrás y hacia arriba para que no caiga, esa es la fuerza de la resiliencia. Estrés y resiliencia forman, por lo tanto, un sistema de equilibrio. 

También pasa con las cosas de nuestra vida: al estrés de la presión de nuestro trabajo, nuestro día a día, oponemos nuestra resiliencia, nuestra capacidad de respuesta. ¿Pero qué pasaría si el peso del puente pudiéramos suspenderlo de repente? Pues que nuestra resiliencia empujaría contra una fuerza que ya no existe, y rompería el puente desde abajo. Eso es lo que pasa cuando respondemos a una presión fantasma, una opresión que vemos venir, que nos amenaza… La sombra del lunes que nos cae encima.