Las radiofrecuencias, como las que se utilizan en telecomunicaciones (radio, televisión, teléfonos móviles, radares y Wi-Fi, entre otros muchos usos), tienen un impacto muy limitado en el clima, pero es interesante reflexionar al respecto y entender por qué.

Las radiofrecuencias son ondas electromagnéticas que transportan información. Estas ondas tienen energías muy bajas comparadas con otros tipos de radiación, como los rayos ultravioleta (procedentes del Sol) o los rayos X (que se usan en las radiografías). Su frecuencia va desde los Hz hasta los MHz, mayor frecuencia, mayor energía, pero, en general, no tienen suficiente energía para calentar directamente la atmósfera de manera significativa o para alterar procesos meteorológicos como la formación de nubes o lluvias.

Del mismo modo que no son dañinas para el ser humano. Son radiaciones denominadas no ionizantes. Sin embargo, el despliegue masivo de redes de telecomunicaciones puede tener efectos indirectos. Por ejemplo, los dispositivos que generan radiofrecuencias (como las antenas) consumen electricidad, y si esa energía proviene de fuentes no renovables, contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero, que sí tienen un impacto directo en el cambio climático.

Otro efecto secundario potencial es que las radiofrecuencias pueden interferir con la precisión de algunas herramientas de medición climática, como los satélites meteorológicos o los radares, que también usan ondas electromagnéticas para recoger datos. Esto puede afectar el monitoreo del clima, pero no cambia los procesos climáticos en sí.

Es decir, llevando la cuestión al extremo de podría decir que, las radiofrecuencias no afectan directamente al clima, pero su uso y producción de energía podrían tienen un impacto indirecto a través del consumo energético y la emisión de gases contaminantes. A pesar de que su aportación al cambio climático sería residual, la reflexión llevaba a cabo nos sirve para tener presente que, el avance tecnológico debe ir de la mano con el cuidado del medio ambiente.