El mercado eléctrico funciona así: por ejemplo, supongamos que se necesitan 100 unidades de energía eléctrica. Las renovables (solar y eólica) y la nuclear dicen que pueden poner 20 cada una (ellas no ponen precio). Las térmicas dicen que pone 20 a 40 euros. Las hidráulicas 10 a 35 euros. Y finalmente las de gas natural anuncian que ponen las 10 restantes a 80 euros.  

 

Ya están las 100 unidades adjudicadas. Y esto se recalcula cada hora. 

 

Pero, este mercado marginalista hace que a todos se le paga lo mismo, el precio de la más cara. Por ejemplo, a 80 euros. A pesar de que se hayan ofertado muchas unidades 35 o a 40 euros. Los beneficios son espectaculares, e irracionales.     

 

Es como si vas a por 3 kg manzanas a 3 euros, 6 de naranjas a 2.5, y uno de tomates a 7 euros. Y en vez de hacerte pagar 3x3 + 6x2.5 + 1x7 = 31 euros, debes pagar 10x7 = 70 euros.

 

Por eso este sistema tiene aberraciones: se han vaciado embalses a pesar de la sequía, pues a pesar de ser una energía barata, y con instalaciones muy amortizadas, la posibilidad de ganar mucho dinero al ser pagada a precio de la energía más cara es una tentación muy fuerte.

 

Pero puede suceder al revés: que la energía de las que no ponen precio (renovables y nuclear) sea suficiente para alcanzar las 100 unidades necesarias. Como ninguna otra energía ha entrado en la adjudicación, el precio resultante es nulo. La electricidad se vende a cero euros.

 

He simplificado mucho, pero el concepto es básicamente lo que he explicado.

El sistema marginalista que fija el precio de la electricidad tiene en cuenta tanto la oferta como la demanda. A lo largo del año se producen momentos puntuales donde existe poca demanda y una amplia oferta, sobre todo de tecnologías baratas como las renovables. Y al contrario. En un extremo tenemos lo sucedido en mitad de 2022, ya que el aumento del precio del gas, la falta de agua en los pantanos, sumado a la reducción de la mitad de producción nuclear en Francia (y la necesidad de importar energía de España) y, por otro lado, las diferentes olas de calor donde demandábamos más energía, hicieron que el precio de la luz alcanzase máximos históricos. Este invierno, en cambio, la reducción de la demanda por suaves temperaturas junto a las lluvias y la alta producción eólica y solar han hecho que los precios de la energía fuesen en muchas horas de CERO euros. Esto no quiere decir GRATIS, ya que esos CERO euros es el precio al que compran energía las comercializadoras. A los usuarios finales se nos carga por ley una serie de complementos a cada unidad de energía (la parte variable de la factura) que sirven para sufragar diversos costes entre los cuales está el llevarnos la energía desde donde se produce hasta nuestra casa. Por lo tanto: la electricidad gratis no existe, salvo que nos instalemos un sistema de producción propio, como por ejemplo unos paneles solares para autoconsumo.