Las pruebas basadas en la memoria pueden dividirse en dos: pruebas de generación y pruebas de reconocimiento. 

Fíjate: una tarea de recuerdo libre, o generación, es mucho más difícil que una de reconocimiento, en la vida real. Es decir: me cuesta mucho más recordar cómo se llama un medicamento, por ejemplo, que si lo veo escrito. Aunque sea con otros, en una lista. 

Reconocer es más fácil que recuperar, para la memoria. Por eso en los exámenes compensamos esa facilidad del reconocimiento con la dificultad de la tares. En una prueba de generación solicitamos al sujeto que muestre, de forma estructurada, el alcance de su conocimiento respecto a un asunto concreto. La persona es libre de escoger las estructuras gramaticales, el orden de presentación de las ideas o los datos, la ilación del contenido... 

Es una prueba en la que se puede responder una pequeña parte de lo que se solicita, o un poco más, o la mitad, o casi todo... incluso más de lo que se pide. A poco que sepa del tema, ¡algo podré responder! 

La prueba tipo test está pensada para compensar la facilidad del reconocimiento de la que hablábamos. Así que hay respuestas muy similares a la correcta, casi indistinguibles, hay respuestas que incluyen otra respuesta...Son elementos que ayudan a entorpecer el reconocimiento, claro, para que se produzca solo en aquellos casos en que la persona está absolutamente segura de la respuesta. Además se utiliza un factor corrector del azar, para penalizar las respuestas a voleo. 

De modo que una prueba de generación es una pregunta desnuda, mientras que un test es un conjunto de preguntas engañosas. Es necesario que lo sean para obtener lo deseado: el nivel de conocimientos de la persona evaluada. Bueno, que te sometas a una batería de preguntas engañosas puede ser un poco estresante, ¿no?