Lo primero es evaluar qué parte de tu patrimonio quieres tener en bolsa, lo que depende de tu edad y tu capacidad de soportar el riesgo.

Piensa que en un período largo (>10 años) la bolsa te rentará más que la renta fija, pero en un año malo puedes perder un 30%. Un joven de 25 años que invierte para la jubilación debe tener un 80% o más en bolsa, mientras que un señor de 85 que quiere complementar su pensión debe tener apenas un 20%.

Decidida la cantidad, lo más importante es diversificar y evitar comisiones: NUNCA hay que fiarse de "expertos" que recomiendan valores concretos o pronostican si va a subir o bajar; nadie tiene ventaja en eso. Por ello lo mejor es invertir en ETFs (fondos que replican índices) muy amplios, idealmente que cubran todas las bolsas mundiales en uno o unos pocos ETFs. Así pagarás menos de un 0,25% en comisiones y estarás muy diversificado.