Isabel la Católica promulgó una abolición parcial, ​​​​​que prohibió la esclavitud de cualquiera de sus súbditos en todo el territorio de la Corona, incluyendo América. La ley no impedía la esclavitud de aquellas personas que no fuesen súbditos de la Corona, como, por ejemplo, personas capturadas en territorios africanos que no fuesen posesiones de la Monarquía Hispánica. 

En 1837 se promulgó la abolición total, con independencia de la procedencia de la persona. Pero sólo en la península, y entre 1873 y 1886, se completó la abolición total en todo el territorio del Estado.

Después de una junta de letrados para dictaminar sobre el particular, Isabel I la Católica decretó que los indios no podían ser esclavizados. Fue hacia 1500 (1503 creo). Otra cosa es que estas órdenes reales fueran deficientemente cumplidas en América.
 

La esclavitud era un fenómeno común en la época y se veía con normalidad. De hecho, poco después de la muerte de Isabel empezarían los envíos de esclavos negros. La abolición de la esclavitud en los territorios españoles solo sería totalmente efectiva en 1886.

Por eso mismo, hay que considerar como de extraordinario valor aquella decisión de Isabel.