Porque la temperatura del alimento antes de empezar a funcionar el microondas ya es mayor en verano que en invierno, y por lo tanto es necesaria menos energía (y menos tiempo), para elevar la temperatura.

Si por casualidad un día de invierno hiciese más calor que en alguno de verano, pues la premisa sería incorrecta 😉. Porque precisamente tiene que ver con el calor ambiente: se supone que el interior del microondas está a la misma temperatura que el exterior, lo cual hace que ya se juegue con ventaja, ya que el aumento de temperatura es proporcional (sí, así de fácil) a la energía aportada. Y se empieza con la que tiene, por lo que, a misma cantidad de energía aportada, más temperatura alcanzará el que ya estuviese más caliente. Pero esto va de tiempos, se usa la palabra "antes". Puede decirse, un poco "a bulto", que la energía es la potencia aportada en un tiempo determinado, otra vez un poco de lo mismo, a misma potencia, más energía si se aplica durante más tiempo. Y ya está, si se quiere que algo alcance una temperatura determinada, como en verano ya la tiene más alta que en invierno, pues necesita menos energía para ello, lo que significa menos tiempo, poniendo el mando a la misma potencia en verano y en invierno, claro.