La degradación de la hemoglobina que hacen continuamente el hígado y otros órganos de nuestro cuerpo, forman bilirrubina. Esta sustancia amarillenta se acumula en la bilis y acaba en gran medida en las heces, pero hay una parte que se presenta en ciertas cantidades en la circulación sanguínea (y por eso, cuando está en exceso se tiene ictericia).

Pues bien, una parte de esa bilirrubina sanguínea acaba siendo urobilina a nivel renal, también amarillenta, que acaba en la orina. Por eso la orina tiene que tener tintes amarillentos, independientemente de lo que se coma. Al fin y al cabo, la degradación de la hemoglobina siempre se está produciendo.