Las personas somos un animal con un lenguaje muy elaborado y el hecho de poder comunicarnos ha sido una de las cosas que más nos han ayudado a subsistir como especie. Es por ello que nos adaptamos para convertirnos en maestros de lengua para los más pequeños a partir de los 5 años (se ha estudiado que esta forma de hablar a los bebés ya la usan niños de 5 años o más). De forma casi inconsciente hablamos alargando las vocales y con un tono más agudo delante de niños muy pequeños y también a perros, gatos y otros animales pequeños porque nos recuerdan a los bebés. El hecho de hablar agudo y alargar las vocales ayuda a que los pequeños distingan más fácilmente los diferentes fonemas de la lengua.