Los gases de efecto invernadero son aquellos cuyas moléculas son capaces de absorber y emitir radiación infrarroja, para lo cual tienen que tener átomos de distintos elementos. El principal es el dióxido de carbono (CO2), que está asociado a la actividad humana, pero también hay otros como el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O), el ozono (O3) o incluso el vapor de agua.

Los gases de efecto invernadero son gases que se encuentran en la atmósfera y que retienen el calor del sol. Esto es importante porque ayuda a mantener la temperatura de la Tierra en un rango adecuado para la vida. Sin embargo, cuando emitimos demasiados gases de efecto invernadero, la temperatura de la Tierra aumenta demasiado, lo que puede tener consecuencias graves para el medio ambiente y la vida en la Tierra. Los gases de efecto invernadero tienen una estructura molecular especial que les permite atrapar el calor del sol. Es como si fueran una manta que cubre la Tierra y mantiene el calor adentro. Los gases de efecto invernadero más importantes son el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso y el vapor de agua. El dióxido de carbono es el gas de efecto invernadero más importante porque se emite en mayor cantidad debido a la quema de combustibles fósiles y la deforestación. El metano es el segundo gas de efecto invernadero más importante y se emite principalmente por la agricultura y la ganadería. El óxido nitroso es el tercer gas de efecto invernadero más importante, y se emite principalmente por la agricultura y la industria. El vapor de agua es el gas de efecto invernadero más abundante, pero su concentración en la atmósfera no está directamente controlada por las actividades humanas.