El reciclaje de las baterías de los coches eléctricos pasa bien por la recuperación de los materiales de los mismos de una manera respetuosa con el medio ambiente (reciclaje per-se), o mejor aún con la extensión de su vida útil, retrasando la aparición del residuo. En España no existen todavía instalaciones especializadas en el reciclaje para la recuperación de los materiales. Los residuos de estas baterías se deben enviar para su tratamiento a instalaciones en el extranjero, principalmente en Francia y Alemania. La manipulación, almacenamiento, transporte y tratamiento de estos residuos exigen unas medidas especiales de precaución y de seguridad debido a los riesgos medioambientales que presentan y especialmente el riesgo de incendios que se provocan por una incorrecta gestión (debido a fugas, deflagraciones, cortocircuitos). Esto, añadido a los costes de transporte, las limitaciones y tramitaciones administrativas para el traslado transfronterizo y los costes de reciclaje hace que los costes de gestión sean muy caros (superiores a 3.000 €/Tm). Sin embargo, sí existe una cierta salida para aquellas baterías que contienen módulos no dañados y que mantienen una cierta capacidad. Estas baterías, previo acondicionamiento, se están reutilizando como instalaciones de soporte y almacenamiento de energía (back-up) en instalaciones fotovoltaicas. No obstante, ante el crecimiento esperable en la cantidad de estos residuos, hay planes para al menos dos grandes instalaciones de reciclaje, lideradas ambas por sociedades mixtas creadas por empresas eléctricas y de gestión de residuos. Los planes son que estas instalaciones se encuentren autorizadas y entren en funcionamiento a finales del año 2025; pero dada la vida útil de estas baterías y al limitado crecimiento del parque eléctrico, los primeros años estarán funcionando a un ritmo limitado, lo que encarece el proceso. La viabilidad económica del proceso de reciclaje – y siempre respectando el medio ambiente – depende de varios factores, como son la cantidad de residuo disponible o la existencia de plantas en España; pero así mismo, la existencia de instalaciones que consuman los materiales recuperados; como el litio. Es decir, se necesitan salidas en España para los materiales recuperados, como podrían ser las fábricas de baterías que se suministren de estos materiales secundarios. Y en cuanto al problema medioambiental, se trata tanto de garantizar una correcta gestión, como del aprovechamiento de los materiales secundarios; cuya huella medioambiental es mucho menor que la del material virgen. Y tal como he apuntado anteriormente, lo ideal sería maximizar la vida de estas baterías aprovechándolas en otras aplicaciones (soporte, iluminación de calzadas ciclistas, etc.) retrasando la aparición del residuo.