Las personas juzgamos a partir de esquemas cognitivos que construimos a partir de nuestras experiencias y de la influencia de personas relevantes. Necesitamos congruencia para sentirnos seguros, las contradicciones nos preocupan tanto que podemos llegar a negar las evidencias a fin de mantener intactos nuestros esquemas, nuestra seguridad. En tiempo de cambios esto se agudiza en las personas menos flexibles y adaptativas. Pero creo que, respeto a las vacunas, se da en pocos casos en España y se debe a campañas de desinformación por intereses espurios.

Porque utilizan técnicas sectarias. Estas se trasmiten a través de bulos, cuentas de redes sociales y noticias falsas que apelan a lo emocional, no a lo racional. Consisten en decir a quienes van dirigidas que toda persona que intenta convencerles son parte del sistema que injustamente les oprimen y deben de derribarlo. Cuando vas con argumentos científicos que son racionales, estas personas lo escuchan con la parte más emocional y lejos de convencerlos, se atrincheran más en la idea contraria y se resisten a escuchar o rebajen con argumentos emocionales o de "opinión". Cuando se quiere convencer es necesario no entrar a contradecir, sino más bien a hacerles ver parte de su propio discurso incoherente. Es muy difícil que les convenzas, pero si se sienten atacados no lo conseguirás y se radicalizarán más.

 

A veces los falsos mitos o los bulos hacen que se genere un cierto miedo o desconfianza hacia, en este caso, las vacunas. Se han publicado noticias que relacionan las vacunas con efectos secundarios que en muchas ocasiones no son reales. Y en los casos en los que sí puede haberse dado algún efecto adverso, al no ponerse en el contexto, hace creer al lector que es más frecuente y probable de lo que realmente es. Los casos en los que no ocurre nada no son noticia.