Los alimentos picantes como el chile o el wasabi contienen sustancias químicas como la capsaicina y el isotiociananto de alilo. Cuando entran en contacto con el cuerpo, se produce una sensación de ardor y se irritan las membranas mucosas de la nariz. Básicamente, tu cuerpo piensa que hay una amenaza y pone en marcha un mecanismo de defensa. Por tanto, tiende a producir más moco para proteger las vías respiratorias y eliminar cualquier sustancia irritante que esté pasando por allí.

Los pimientos picantes lo son porque contienen capsaicina, una sustancia que activa una proteína en las membranas de determinadas neuronas sensoriales llamada TRPV1. Esta proteína actúa como detector del calor, cuando se activa, sentimos quemazón. Por eso, comer pimientos picantes se siente como ardor en la boca. Si nos frotamos pimientos picantes en la piel, también podemos notar una sensación de calor o de ardor.

Otros alimentos, como el ajo, los rábanos, el gengibre y el wasabi japonés, contienen sustancias que producen un picor sin ardor. Activan a otra proteína, llamada TRPA1. Esto produce una sensación de escozor en la boca y en la nariz, pero no ardor. 

El TRPV1 y el TRPA1 se encuentran en nervios que transmiten dolor y que carecen de vainas de mielina, llamadas fibras C. Algunas fibras C contienen ambas proteínas, otras sólo una de ellas. Aparte de transmitir dolor, las fibras C activan respuestas del sistema nervioso autónomo, como la sudoración, enrojeciemiento de la piel, el estornudo y la producción de mocos en la nariz.